Aprovechando esta época de vacaciones, en la que podemos aprovechamos para hacer excursiones, viajar y encontrarnos de nuevo con nosotros mismos. Os vamos a dar unos simples consejos para meditar en plena naturaleza, al lado del mar, en lo alto de la montaña, con vistas a la selva o en las dunas del desierto…
En entornos naturales ponemos el foco de nuestra atención en la propia experiencia de la naturaleza, lo que vemos y tocamos, sus sonidos, olores y sensación ambiental. Las flores, el canto de los pájaros, el sonido de las olas, el sonido de la caída en una cascada, el olor de la brisa marina y un largo etcétera provocan en nuestro ser una sensación de bienestar y una sensación de conexión, que los amantes de la naturaleza han aprendido a valorar!!
¿Cómo meditar en la naturaleza?
Encuentra una posición cómoda, sentada o tumbada y respira profundamente para empezar a relajarte y céntrate en el momento presente. Cierra los ojos y toma conciencia de lo que tu cuerpo, emociones y actividad mental, sigue respirando y no te resistas ni intentes cambiar las experiencias que estás teniendo en este momento, simplemente, déjalas pasar. Deja pasar unos, hasta que notes que estás relajado.
Centra tu atención en los sonidos, olores, temperatura, etc. que se encuentran en los alrededores del lugar que hayas escogido para meditar, si tu mente se dispersa, apacíguala y vuelve tranquilamente a centrarte en la experiencia de la naturaleza.
También puedes centrar la meditación en una sola de las experiencias que tengas alrededor, escuchando con detalle los sonidos, o como el viento acaricia tu cuerpo. Siempre sin analizar o juzgar. Es posible que algunos pensamientos vengan a tu cabeza pero no te preocupes, simplemente no dejes que tu atención se centre en ellos, déjalos ir.
La naturaleza es un lugar maravilloso para meditar con los ojos abiertos, sentados, de pie o en movimiento.
Sólo hay un momento para vivir y es el ahora, el antes ya ha pasado y lo que vendrá, todavía no existe. DALAI LAMA.